Cada vez hay más restaurantes de comida sana y sabrosa. Entre Palermo y Villa Crespo crece un circuito de locales en los que lo natural, lo orgánico y lo vegetariano dominan los menús, y en los que es raro encontrar platos a base de carnes y el apartado “bebidas alcohólicas”.
Las plazas Armenia y Cortázar, y las calles Gurruchaga, Gorriti y Ramírez de Velazco, de un lado y otro de avenida Córdoba, albergan comercios que en tiempos de dietas saludables son cada vez más elegidos al mediodía, para una pausa en el trabajo, y a la noche, para una cena en pareja.
Uno de los más antiguos de este tipo está en Gurruchaga 1630: La Esquina de la Flores está en el barrio desde hace 20 años. Fueron de los primeros en llegar a Palermo con esta propuesta para sus clientes: la comida saludable. “Somos lo que comemos. Si comés bien vas a estar más sano. La correcta alimentación no es una cura, pero ayuda a prevenir ciertas enfermedades”, explica Roberto Moyano, gerente del local.
Unas cuadras más adelante hay un restaurante sufí. La filosofía que predomina en este tipo de local es la intención y el método con los que se cocina, y la manera en la que se consumen los alimentos. “Creemos que la comida sana tiene que ver con lo que llega al corazón, por eso es importante el valor que se le pone a la cocina. Las enfermedades aparecen si la comida esta preparada y consumida sin una intención clara ”, explica Germán Ortola, dueño de Baraka. Aquí no hay ni alcohol ni carne de cerdo, pero sí unos jugos variados y el trago de moda para los que eligen las dietas saludables: la limonada de jengibre . El menú también ofrece brownies, que tienen sus buenas calorías por la manteca y el chocolate. “Cuando abrimos esto era un desafío y ahora es onda. Antes llamaba la atención que no hubiera alcohol y ahora es al revés, la gente viene acá porque quiere probar otro tipo de trago ”, agrega Ortola.
Del otro lado de Córdoba, sobre Velazco y cerca de los outlets, hay un restaurante muy simpático que invita a entrar y que abrió hace un año. Según Andrés Cano, uno de los dueños de Almacén Purista, “aunque esta zona está en continuo crecimiento mantiene algo de barrio”. El y sus amigos iban a comer a sitios vegetarianos en los que el sabor no los convencía. Así fue como decidieron abrir su propio local, buscando la vuelta para lograr un parecido con la típica cocina porteña. “Nuestra carta es amplia. Los importante es que todos los platos son naturales. La buena alimentación es esencial para rendir mejor en todas nuestras actividades diarias. Comiendo sano y haciendo yoga la gente puede estar balanceada en todos los aspectos de la vida”, cuenta Andrés.
En un área de bares, restaurantes y comercios, cada vez se suman más opciones a la de la tradicional cerveza con amigos. Las propuestas centradas en lo natural y lo saludable ganan espacio en los locales de la zona, y ya son muchos más los que prefieren la limonada con jengibre.
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